domingo

Bye bye 2009

Ocurre todos los años por estas fechas, ocurre y no trato de evitarlo, porque en el fondo me reconforta, y me refiero a esa predisposición a que en el balance de lo ocurrido durante el año, el platillo de las cosas malas se pulverice como papel quemado.

Quiero una vez más, quedarme con lo bueno, con lo que me ha hecho feliz, con lo que ma hace la vida más fácil, con lo que me emociona, con lo que me hace sonreir, y dejar en la caja negra del 2009 todo aquello que hace que a veces pierdas la ilusión, la paciencia y la confianza.

Brindo por mantener esta felicidad algo más que moderada, por generar la ilusión necesaria para vivir al otro lado de la amargura, porque los míos sigan como hasta ahora...

Bienvennido 2010

martes

La prima del "Chino"

Advertida de un frío aterrador y bajo amenaza de lluvia, emprendimos el viaje como el que planea una excursión a la Antártida, otorgando preferencia en el bolso a la pelliza en detrimento de esos potingues de los que soy tan asidua. La única extravagancia fue depositar en el neceser un par de muestras de Cartier que no han logrado disipar el tufillo a hoguera, algo que dicho sea de paso, es mucho más llevadero que el irrespirable humo de los tizones: que lo diga una adicta a la nicotina tiene cojones. Pues sí.

Que en cuestión de hora y media recorriéramos más de la mitad de la oferta hostelera de un pueblo de tres mil quinientos habitantes, dio como resultado una media tajada vespertina a esta que escribe, que en cuanto me sacan de la cocacola me pierdo y veo muestrarios de pollas donde sólo hay dedos, pero ¡qué dedos!

Escalofrío siento de imaginar esas manos que podrían convertir una caricia por la espalda en un trasiego de chorizos despeñándose. No caí en la cuenta en aquel momento de poner atención en otra parte de su cuerpo, tal obnubilación me produjo la carnosa caja de Farias sobre la mesa, y mejor que así fuera, porque si en ese momento me da por mirarle a la cara y en vez de un pozo me encuentro con una nariz humana, juro que pego un telefonazo a mi padre y con la taladradora en modo percutor, barrenamos hasta hacerle un orificio del tamaño de esos dedos antes de que el buen hombre muera por no haber podido desalojar mocos en años.

Sobre medianoche, el sueño acumulado y los madrugones -también acumulados- comenzaron a hacer estragos. Qué lejos estoy de parecerme a la que un dia fui. Mientras Antonio y Jose finiquitaban una ración de magro con tomate en el Chaplin, a mi se me saltaban las lágrimas de sueño, muy fuerte, maricón, así que mi prima, que es muy larga y me conoce como pocos, anduvo sueltísima y eficiente cuando nos invitó amablemente a marcharnos a caer en brazos de Morfeo. Yo andaba justa de ganas, la verdad, más que nada por el miedo que me daba la sola idea de pernoctar en una casa desconocida sin más compañía que la de mi adorable contrario, que es tanto o más cagón que yo, pero tiene un sueño más voraz y lo disimula bastante. Me atormentaba la idea de que en aquella misteriosa casa -por desconocida- hubiera muerto alguien en la misma cama sobre la cual iba a pasar unas cuantas horas, y me tranquilizó muy poco la sonrisa de ana quitando importancia al asunto.

A quien nos conozca no le resultará nada difícil comprender que dos cuerpos como los nuestros en una cama como aquella, deja poco espacio para que ni siquiera el fantasma de un difunto -Darín, esta me la pagas- pueda colarse entre las sábanas, pero un ruido que parece que sólo yo oía se me metió en la cabeza, y ni aún encendiendo las luces pude averiguar su origen, así que presa de la ansiedad -y del medio pedo- tiré por la calle de en medio, me tapé hasta las cejas, y rogué en silencio que no se me apereciera ni un muerto ni un vivo. La cosa funcionó hasta las 4:00 de la mañana: un dolor de muelas me desveló por completo.

Desperté a mi roncador para que me trajera un vaso de agua, más que nada porque si me tengo que levantar yo, sólo de imaginarme que en mitad del pasillo me cruzo con el difunto, en vez de ir al concurso de las migas habriais tenido que velarme allí mismo, y el espidifén de albaricoque -lo aconsejo enormemente a los amantes del ibuprofeno- me proporcionó casi otras dos horitas de sueño, porque justo a las 06'00 sonó la alarma del móvil, y por fín, una vez despierta y ubicada, esbocé una sonrisa placentera de pensar que el móvil es gilipollas y no consiguió engañarme porque no tenía que ir a currar y me quedaban tres horas de cama.

Cuando ya le había cogido el punto a la dichosa cama y casi había perdido el miedo nos levantamos, recogimos y apareció un vivo: mientras Jose cargaba el coche Daniel asomó tras la puerta de la habitación, lo que supuso algo más que un alivio.

Nos dirigimos a casa de Antonia, desfile de pijamas, porras calientes sobre la mesa, y una manzanilla que no era manzanilla "dale rabo de gato" decía Antonio. Pues rabo de gato, a mí los rabos no me asustan, querido. Es más, me daban miedo -en mi fantasía- las sartenes con patas, pero visto lo visto, casi prefiero una sartén con patas a un jamón con alas.

LLegamos al campo de fútbol, al que si tuviera que poner nombre de película le pondría La hoguera de las vanidades, no hay más que ver el pavoneo de manchegos con sus bolsas de pan cortado disponiendo las lumbres con la chulería que da la experiencia, no como mi chico y mi chino, que arrimaban los palos con la suela de las zapatillas como el que juega a la pelota en el patio del colegio.

El primer y gran descubrimiento del día fue Antonio. Dios, ese hombre me encanta! Sólo un tipo como él es capaz de llevar un remolque con todos los arreos -"preparos" que decis vosotros- para un concurso de migas y p'a poner un mercadillo si se tercia.
Llevar un gorrito así no lo lleva cualquiera, pero ya acabó de "enamorarme" esa tapita de jamón y queso en mitad del tenderete en el que lo mismo se podía encontrar un cucharón que una garrafa de gasoil. ¡Qué apañao!

-
Si vas a dejar algo en la nevera acuérdate de cerrar la puerta que se escapa el frío
.

Contando con que la nevera es una jaula,y que ya me había "conquistado" sólo puedo decir que es un auténtico personaje con un sentido del humor a la altura de su hospitalidad.

En vista de que los expertos en materia de hogueras ya lucían fogatas resultonas y a la mía le quedaban años luz para convertirse en ascuas, me dispuse a cortar la panceta y el chorizo y preparar mis cositas. Le confesé a Antonio que mi gran temor era que jamás había guisado en lumbre, y acabo de desarmarme con esa frase:
"me vas a decir tú a mí que es lo mismo hacer unas migas con la catalítica esa que sobre el fuego", pues no Antonio, yo, antes me doy un pespunte en los morros que llevarte la contraria, aunque llames
catalítica
a la vitrocerámica.

Debo admitir que las pasé putas con el humo, que me costó hacerme con la sartén, que por un momento pensé que haría el ridículo más espántoso ofrenciedo mis migas vallecano-andaluzas al jurado, pero cuando caí en la cuenta de que el objetivo principal era simplemente pasar un buen rato, liberé tensiones, me puse mi delantal de corazones por montera, me pegué tres bailes paleta en mano y con una coca-cola que me trajo mi chico me quedé como nueva. Mi mayor objetivo se había cumplido, así que sólo me quedaba seguir dsifrutando de la compañía lo que quedaba del día.

Me emocionó escuchar por los altavoces que Antonia había quedado entre los cuatro finalistas, quizás porque representaba la figura de mis abuelas, de todas las abuelas del mundo, y más tiesa que una vela y con más coraje que salud se presentó tan flamenca con su saco de pan y sus ganas, y su nietos y su pena de pensar que "ya es el último año que voy, quién sabe dónde estaré el año que viene". Ellos pensaban que lloraba de la emoción de que hubiera ganado, yo lloraba porque se me había quedado grabada una frase que me dijo mi prima la noche de antes.

Os hemos puesto en la cama tres mantas, no creo que paseis frio, además mi suegra ha quitado de su cama las sábanas de franela y las ha lavado y me ha dicho que os las pusiera para que esteis más calentitos. Por eso lloraba. Porque no había ganado la madre del Chino, ni la suegra de mi prima, ni la abuela de Daniel, había ganado la señora que se había quitado las sábanas de su cama para que nosotros durmiéramos bien.

Lo de menos, es que finalmente la rumorología se convirtiera en ciencia y obtuviera un premio con mis migas ansiosas.


Y sin más dilación, paso a detallar mis premios del día:

- A Antonia por su admirable coraje
- A Antonio por su generosidad sin límite
- A los amigos del chino por su hospitalidad y calidez
- A Alejo, Merce, Antonio, Nuria y sus proles respectivas, por su compañía. Con mención especial a los abrazos de Claudia.
- A Ana por lo que ella y yo sabemos, que es más que sangre
- A Daniel por su facilidad para entenderme y su amor incondicional
- A mi amor porque ser mi cómplice es muy difícil y lo consigue sin morir en el intento
- Al Chino por ser el mejor anfitrión y porque de manera indiscutible me quedo con el sobrenombre de la prima del Chino, y espero poder inscribirme con ese nombre tantas veces como pueda

A todos, gracias por hacernos sentir en nuestra casa

miércoles

Sartenes con patas

Dispuesta estaba y estoy a tirarme una tarde entera picando pan, a que nos caiga el chaparrón del siglo, a morir en el intento de unas migas exitosas que se conviertan en auténtico fracaso por esa extraña ley según la cual, resulta tan fácil cagarla cuando lo normal es que fuera lo contrario, fíjate, que con lo que me va un perfume, hasta no me importaría volver ahumada y oliendo a morcilla a la brasa, a pesar de que la morcilla me da un asco de morirme; hasta me había comprado una sartén hermosa, moderna y antiadherente, que lo que tienen en tu pueblo de vanguardistas vendiendo pan migadito - ¡bendito sea el señor!- lo tengo yo pa mis cacharros de cocina, que tengo una sartenes rosas como la mismísima pantera, que serían la envidia de la Barbie, en el hipotético caso de que la Barbie se metiera en estos fregaos culinarios en los que yo me meto pa desestresarme… y al final acabo de los nervios…

Hablábamos de lo poco que queda para el que a partir de ahora -y con o sin tu permiso- paso a nombrar como el concurso de los cojones, cuando al decirte tan ufana y orgullosa que hasta una sartén me había comprado para el evento soltaste esa frase diabólica que desde ese mismo instante retumba en mi cabeza: pero ¿será con patas, no?

No Ángel no, no es con patas.

Las patas son para las sillas, para las mesas, para las jirafas, para los perros, para los revolcones –a cuatro patas, claro- , y para todo cuanto se te ocurra, pero en mi casa no entra una sartén con patas; antes pego con loctite una gitana encima del plasma y pongo un pañito de ganchillo por encima del dvd, pero sartenes con patas –y tonterías- las justas.

Yo estoy acostumbrada a tener compresas con alas, pero una cosa es imaginar que alcanzas las nubes y descubres a qué huelen y otra bien distinta que yo abriera la puerta del armario de la cocina y viera como una sartén dobla sus patitas para coger impulso y saltar a la encimera con ímpetu atleta. Puestos a imaginarme la escena, soy capaz de visualizar como en su salto torpe y metálico se lleva por delante la botella del vinagre, la aceitera del pescado y el Tupper de harina para rebozar dejando el suelo de la cocina como el water de una gasolinera y me dan los siete males.

Por no hablar de imaginarme a la sartén dando paseos con las manos en jarrra –porque si tiene patas debería tener brazos y manos- manteniendo un monólogo terrorífico a la par que inmisericorde sobre lo divino y humano que es dotar de movimiento a una cacerola trasnochada… Eso me pasa por ver Ratatouille, que una vez que superas la musofobia no sólo eres capaz de entender a la rata cocinera removiendo con sus manitas cucharones que prometen sopas deliciosas, sino que estaría dispuesta a ver como se pelean el mortero y el almirez o como se enamora el rallador de queso del cuchillo de untar.

Ese tipo de sartenes tan arquitectónicas y almodovarianas hacen su menester en patios, corrales, chamizos y demás espacios rurales, mezclándose en el paisaje encalado con braseros, lecheras, trébedes y demás enseres, que no digo yo que no tengan su encanto; pero siento predilección por las sartenes con rabo: siendo mujer a la que le gusta manejar la situación no podría ser de otra manera. Las sartenes urbanas, Ángel, sólo con un buen mango/rabo para poder amarrarlas, allá penas si en los pueblos de España dejan en manos del azar o del capricho el alimento.

lunes

Cachorro

Nos llegó algo tarde esa fascinación mutua, he de admitirlo, pero llegó. No sé cuántas veces habré pensado en la cantidad de momentos de su vida que me perdí y ni siquiera pude recuperar a golpe de fotos. El no lo sabe, pero se me hace la boca agua y el culo pepsicola cada vez que me etiqueta en una de esas fotos de aquella infancia suya que me perdí.

Mentiría si dijera que aún es un niño y también si dijera que es un hombre: está en esa edad en la que podría pasarme un minuto hablando con él por teléfono pensando que es su madre; esa edad, digo, en la que por más que piense que ha vivido mucho le queda toda la vida por vivir.

Y eso es precioso visto desde mi edad, que es más del doble que la suya. Nos entendemos a pesar de su lenguaje abreviado y del mío rocambolesco, a pesar de su inocencia y mi zorrería -la que dan los años, nada más- de su mundo de "insti" y coleguitas, y del pavo que le pilla todo el cuerpo; supongo que le mola que esa prima de su madre, que es mayor y tiene preocupaciones y se esconde bajo la almohada para olvidar un mal día, parezca tan niñata como él, con el mismo pavo y con ganas -casi siempre- de sacarle punta a todo con tal de echarnos una risas.

Mi cachorro me desarma cuando escribe algo así como tk kchorriya aunque le cueste acercarse cuando nos veamos y mostrarse igual de cálido, pero yo intuyo que le encantaría estrujarme, porque a mí me pasa lo mismo.

Mi cachorro, es mucho cachorro... y espero que sea así por mucho tiempo

Mojitos

Me pregunto si cada vez que un machito-ponce me confunde con una dominicana/cubana/colombiana ve en mí lo mismo que yo en ellas, que a primera vista suele ser un contoneo fogoso casi elegante, casi vulgar. Y no me atrevo a preguntar, porque cuando lo hago, a modo de respuesta recibo inexcusablemente el tópico argumento: boca, pechos, culo, color de piel.

No me convence, naturalmente, pero debe haber algo cuando no se trata de un hecho aislado. Cuando alguien me pregunta dé dónde eres, está claro que se imagina que la respuesta podría ser cualquiera, menos española. He pasado por india, marroquí, cubana, brasileña, dominicana,... y casi sin salir de España; miedo me da hacer uno de esos viajes exóticos en los que la layenda dice que se truecan camellos por mujeres, y mi reinado fantástico se vea desdibujado a golpe shari

Es broma. Algo debe haber cuando es algo que lejos de ser extraordinario es habitual que unos y otros me asocien sin lugar a dudas con lugares tan remotos de los que parezco no estar tan lejos como yo creía.

Hace un par de días -exactamente un par de noches- sin ir más lejos, fue la última vez que me ocurrió. Un apuesto caribeño me abordó entusiasta creyéndome tan dominicana como ese Brugal que nunca me gustó tanto como el Cacique.

Una vez aclarada su duda sobre mi origen y aprovechando la coyuntura, el joven me invitó a bailar una bachata que yo confesé no saber bailar más que a mi aire, con lo que ante su insistencia y mi aburrimiento accedí a que me tomara la cintura con descaro y me mirara con ganas de clavármela. Tenía unos ojos almendrados bien chéveres, planta de galán de telenovela y una sonrisa maravillosa, y blanca, como esos calcetines blancos que rompieron el hechizo. No me quitó el ojo de encima de toda la noche -yo tampoco, claro, de haberlo hecho no podría saber que me miraba con ganas de mambo- ni siquiera cuando se lo conté a mi chico y éste marcó su territorio con un lengüetazo de los que llegan a los riñones después de dar la vuelta por todo el cuepo.

A mi esos arrebatos de "yo no estoy celoso" me chiflan, para qué voy a engañarme. Pero mi reinado caribeño de una noche de otoño no había hecho más que empezar: mi cubano bello se encargó de pasearme, y de sembrar ante el respetable la duda acerca de mi origen. Está claro que no hay nada que me guste más de mi cubano -salvo esa cara endiabladamente guapa- que me llame "mi negra". Bueno, su culo también suma bastantes puntos, pero el "mi negra" p'acá "mi negra" p'allá... me enloquece porque me convierte en reina del caribe al lado del pirata -y superviviente- más macizo de la isla de asfalto en que convierte su santuario latino.

Varias mozas de vestidos mínimos y aires de mujer fatal anduvieron a la zaga, lo que hizo que disfrutara aún más de la condescendencia de mi anfitrión, algo que aderezado con varios mojitos y música sensual y envolvente facilita la exaltación y permite ver sin menoscabos tensiones sexuales flotando en el aire. Y no tan flotando.

En mitad de este espectáculo noctámbulo de libido a flor de piel, se me acercó una señora estupenda en tanto que yo bailaba poseída por mi enigmático origen tropical para arrollarme con este comentario: por más que queramos no podemos si quiera llegar a imitaros, llevais el ritmo en el cuerpo y la sensualidad en la sangre... obviamente, la angostura había comenzado a hacer su efecto en mí y no entendí lo que me estaba diciendo hasta que remató con un las cubanas sois puro fuego.

Por la Caridad del Cobre, Yemanyá y todas la vírgenes del mundo mundial! Esta mujer realmente alucinó cuando de mi boca sensual y latina vomité un divertido soy de Vallecas

La mujer sintió un ridículo proporcional a la dimensión de mi ego, que ya a esas horas, ocupaba algo más de la mitad de la pista de baile, y aquel comentario dio lugar a otros, y aquellos otros a un intercambio de direcciones de correo. Acompañaban a esta cuarentona atractiva e ingenua una rubia casi despampanante y dos señores con alopecia; uno de ellos resultó ser director de un banco, y la rubia concejala del Psoe de un lugar cuyo nombre no desvelaré. Las rojas nos las gastamos así.

Dio de sí más de lo que esperaba esta casi despedida; mi cubano es tan imprevisible que lo mismo nos da la alegría de desdecirse y quedarse, pero allá donde estés prometo ser "tu negra" en la pobreza, en la riqueza, en la pista de baile, en mi chaise-longue y allá donde el sol siga dorando las costuras de esa piel algo menos morena que la mía.

Esta vez la resaca valió la pena

sábado

No es lo mismo

No es lo mismo sacar el dulce de membrillo que sacarle al dulce miembro brillo

No es lo mismo Lino prestame tu remo, que prestame tu remolino

No es lo mismo tu hermana en el jardin del eden que le den a tu hermana en el jardin

No es lo mismo los huevos de la araña negra que negra ven y arañame los huevos

No es lo mismo Concha, sube a la azotea y pon al fresco el besugo que Concha, sube a la azotea y ponte fresca que ahora subo.

No es lo mismo una choza chica en Capri que una chica caprichosa.

No es lo mismo textos y versículos que versos y testículos.

No es lo mismo tengo ovarios encogidos que tengo cogidos a varios

No es lo mismo los palos de la reja que los pelos de la raja.

No es lo mismo la Reina de Java que se dejaba la Reina.

No es lo mismo ver que tienes poca guita que qué poca verguita tienes

No es lo mismo en la calle Zaragoza que Sara goza en la calle.

No es lo mismo encabezar el pelotón que empelotar al cabezón.

No es lo mismo el equilibrista tiene sesos que el equilibrista se sostiene.

No es lo mismo sentir un hambre atroz que sentir un hombre atrás.

No es lo mismo señora de Melo que démelo señora.

No es lo mismo pásame la pinza que písame la panza.

No es lo mismo perder un minuto en la vida que perder la vida en un minuto.

No es lo mismo tener una familia en la Mancha que tener una mancha en la familia.

No es lo mismo decir me meto a un baño turco, que un turco te lo meta en el baño

No es lo mismo decir un pájaro de alto vuelo, que el pájaro de tu abuelo

No es lo mismo decir la vecina de arriba, que arriba de la vecina

No es lo mismo decir tu hermana en el jardín del Edén, que le den a tu hermana en el jardín

No es lo mismo decir Demetrio Sacarias Saturnino Fajardo, que Demeterlo Sacarlo Sacudirlo y Guardarlo

No es lo mismo decir Maria Montes, a que te montes a la Maria

No es lo mismo decir la luna tiene cierto crepúsculo oscuro, que tengo cierto pelo crespo en el culo

No es lo mismo decir ir a las ruinas de Macchu Picchu, a que venga un machu te meta el pichu y te deje en ruinas

No es lo mismo decir dos tazas de te, que dos tetazas

No es lo mismo decir Juan, Melon y Tierra, que Juan me lo entierra

No es lo mismo decir tubérculo, que ver tu culo

No es lo mismo decir la hija del rajaha, que la rajaha de la hija

No es lo mismo decir una pelota negra, que una negra en pelotas

No es lo mismo decir un cura con sotana negra, que un cura en el sótano con una negra

No es lo mismo, el rio Missisippi que me hice pipí en el río

No es lo mismo detesto los libros que los libros de texto

No es lo mismo la tormenta se avecina, que la vecina se atormenta.

No es lo mismo un metro de encaje negro, que un negro te encaje un metro

No es lo mismo un bote rengo que un yate cojo!

miércoles

Paco Martínez Soria

Hasta siempre, José Luis López Vázquez

CUANDO NADIE TE QUIERA
(Ranchera)

Cuando nadie te quiera, cuando todos te olviden,
volverás al camino donde yo me quedé
volverás como todos con el alma en pedazos
a buscar en mis brazos un poquito de fe.

Cuando ya de tu orgullo no te quede ni gota
y la luz de tus ojos se comience a apagar;
hablaremos entonces del amor de nosotros
y sabrás que mis besos, los que tanto desprecias
van a hacerte llorar.

Cuando nadie te quiera, cuando todos te olviden
y el destino implacable quiera ver tu final;
yo estaré en el camino donde tú me dejaste
con los brazos abiertos y un amor inmortal.

Porque quiero que sepas que no se de rencores
y través de mi madre me enseñé a perdonar
y una vez que conozcas mis tristezas de amores,
aunque tú no quisieras, aunque nadie quisiera,
me tendrás que adorar.

Autor: José Alfredo Jiménez

Te adoraré

Lo siguiente

Supongo que algo de bueno tiene cumplir años, y supongo que una de esas ventajas es la experiencia. Sería justo llamarlo así? A la porra aunque sea sólo por una vez lo justo y lo injusto.

Las palabras ocupan un espacio innecesario cuando entra en acción la expresión no verbal, juego que aconsejo, y que a fuerza de practicar domino como nadie en según qué ambientes.

Cuando ni siquiera la mano derecha sabe lo que hace la izquierda
cuando una imagen vale más que mil palabras
cuando se vale más por lo que se calla
cuando la intuición va de la mano de la certeza
cuando tú suspirar...
entonces... ya no se es perra, sino lo siguiente

En bandeja

A veces ni siquiera es necesario chascar los dedos en actitud chulesca para que un apuesto camarero traiga la bandeja repleta. Las venganzas se sirven solas, y ni siquiera, en la mayoría de los casos, es necesario que nadie las ordene. Yo elegiría que la venganza fuera de sabor exquisito, a ser posible, presentada sobre una blonda finísima y blanca como la nata montada, pero nada dulce... a mí me tira más lo salado. Distingue mi paladar con mayor fruicción un buen jamón que un buen merengue.

Doy mi palabra de que no lo orquesté, ni aún siquiera teniendo en mis manos la posibilidad de hacerlo de una manera extraordinariamente sencilla, pero deseé que ocurriera y el destino se ocupó de que se alineara mi deseo con ese afán de justicia que prevalece ante casos tan cruentos como el de esa putilla a la que nunca le bastó con inventarse una vida.

Confundir un apasionante viaje por Europa con un embarazo es algo que sólo te pasa a tí. Del mismo modo que confundiste mi cauto silencio con mi desconocimiento. Eso no me duele nada. Pero no soporto los aires que te das de chica Cosmo sólo por el mero de hecho de que creas que nos tragamos tus miserias tal y como tu las concibes en tu mente demente. Hay que ser gilipollas!

Que no rica, que no. Que ese al que llamas tu novio y con el que dices quedarte dormida en el sofá viendo la tele, es el novio de su novia y a esas horas seguro que anda cambiando pañales al recién nacido.

Que esa ropita tan mona y tan cara que dices pagarte de tu bolsillo, es el precio que le pones a ese "señor" por tenerte contenta y con la boquita cerrada ante la amenaza de que no desveles un secreto que a nadie dolería tanto como a tí porque nadie se lo cree salvo tú.

Que ese viaje a Europa super romántico que nunca llegaste a hacer no fue porque tu "suegro" tuviera que ser operado de urgencia de un cáncer triple, sino porque su señor hijo, andaba metido en el quirófano asistiendo al parto de su primer hijo; lástima que no hayas conseguido engañarle y ser tú la madre, verdad? Pues te jodes princesa de mierda.

Hay que ser hijadeputa, sí, hi-ja-de-pu-ta para inventarte que ese señor tuviera por cáncer un rosario que le estaba minando éstómago, higado y páncreas... y fíjate tú lo que son las cosas... qué buen aspecto tenía ayer. Se ha recuperado de maravilla. Ten cuidado, niñata, que jugando con fuego lo más normal es que te quemes; y no seré yo quien encienda la mecha... pero vamos, bastante vergüenza habrás pasado cuando tu suegro te habló de usted... que es como se le habla a una desconocida... y cuando esta que escribe, que le conoce algo más que tú le dio la enhorabuena por ese nieto al que tú habías bautizado con el nombre de "Europa"... Me parto y me mondo... qué zorra eres hija... y que vergüenza me da oirte hablar de lo malas que son las Ivones Reyes del cuore que le quieren sacar los cuartos a los Pepes Navarros de la vida...
Arrrrrrrrggg qué ascazo... tí sigue, que yo me voy a sigue callando como lo que no soy -tú si lo eres, puta- y esperando que los camareros imaginarios de la vida sigan sirviendo bandejas suculentas de verdades como hostias.

Hasta que alguna se te caiga en la cabeza y se te deshaga ese montón de mierda que tienes por cerebro. Guapa.

sábado

Arturo Pitoduro

Algo tiene este chicarrón del Norte que no deja indiferente a nadie, aparte de unas ganas terribles de follarse a todo lo que se menea. A mí Arturo no me fascina, pero me cae bien. Naturalmente no desearía tener un tipo así como cuñado, ya no digo como marido, pero como personaje televisivo tiene su miga. Es un tipo físicamente atractivo, de verbo limitado y vacilón, con aires de bakalaero trasnochao y canalla entrañable, y esto último es lo que nos pone a muchas.

Por supuesto que no estaría con un tipo tan machista, despectivo, macarruzo y prepotente, para chula yo, pero eso no quita que entienda que Arturo se comporta así con quien permite que lo haga, en este caso, Indhira. Tiene nombre precioso esta bokerona guapa y tonta a parte iguales, y nada en que parecerse a esa otra Indhira (Ghandi) de ideales bien distintos y legado incomparable, pero claro, ni el hábito hace al monje ni el nombre a la persona...

Hombre, Arturo tiene algo de rey... de las camas, como aquel Lorenzo Lamas impúber que inventó el edredoning, pero el sexo que promete Arturo Pitoduro es menos confortable... aunque mucho más excitante

Me temo que el gran secreto de Arturo va más allá de la katoka... realmente, este hechicero del sexo se juega los cuartos en apuestas de colegial, y así pasa, que este preñahembras saleroso y cachodón, ha de conformarse con tal de lograr sus objetivos con restregar su cebolleta con muchachitas calentonas desconocedoras del placer más allá de la polla. La lengua que le pierde es la misma que le hace vencedor, no hay más que ver cómo se le salen los ojos de las órbitas a la malagueña cuando el cromagnon desciende sin miramientos por sus muslos en busca de la caverna de la que nunca debió salir.

Me gusta mucho más Arturo que ese sinfín de feministas indómitas que hacen campaña contra él en vez de enseñar a quienes defienden que la actitud de Indhira - y tantas otras mujeres - es autodestructiva. No creo que esté enamorada, simplemente le parece irresistible que el MACHO le haya elegido... aunque sólo sea para follar ... algo es algo... cuando no se tiene en la cabeza más que una preciosa mata de pelo ensortijada

This is it

martes

Perla de Nilo

Te miro y no te encuentro aún teniendo a un palmo de los míos tus ojos, y me pregunto dónde fue a parar el fuego, dónde! Me regalas tu dibujo de mi cuerpo desnudo e intento averiguar en qué momento me imaginaste así, porque no recuerdo esa orgía caribeña de sexo rotundo y sudor templado como jugo de langosta.

Tu imaginación generosa me regala curvas depuradas y ningún atisbo de piel naranja, decididamente, no era yo a quien dibujabas, pero insistes. "Te hice un dibujo, mi negra, eres tú desnuda".

Le buscaré sitio en mis paredes africanas a ese sueño líquido y cubano que me evoca a los mojitos de Rogelio; contacto suave, textura elegante, acabado exuberante.

Transcurre sinuoso tu caudal salvaje cada vez que miro el dibujo... y descubro que el fuego sigue estando en tus ojos, y yo intentando recordar...

domingo

MA-TO

Yo no soportaría, comociéndome como me conozco, el eco eterno de tu retahíla de improperios a menos de un kilómetro de distancia en tus momentos de desafío decibélico, pero eso no quita que te sienta cercana. Eso que dicen y tú misma reafirmas de que eres la voz del pueblo, es discutible; ójala en todos los pueblos hubiera alguna voz como la tuya, denunciando públicamente aquello que no está bien.

Las cosas no están bien o mal porque a uno le parezca así, el bien y el mal son valores universales que cualquiera sería capaz de distinguir. No pertenezco a ningún bando, plataforma o colectivo. Me gusta Belén Esteban? Si. No me considero una intelectual, tampoco una borrega, pero creo que la conexión contigo va más allá del nivel de conocimiento, y radica exactamente en el sentimiento, eso que ahora ha dado en llamarse inteligencia emocional.

El mensaje llega más allá de que tu vocabulario fronterizo no te permita el eufemismo televisivo del que otros hacen acopio. Estoy convencida de que es una cuestión de fibra. No soy madre, no soy separada, no soy popular -en ningún sentido esto de popular si me permites el matiz- pero me resulta tremendamente fácil sentir el dolor que sientes cuando lo expones. Y cuánto más cercana te siento, más lejos me veo de otros a quienes tu sola presencia les incomoda. Se habla mucho de fondo y forma, que si las formas no son correctas, que si bla bla bla...

Yo me quedo con tu fondo. Y a veces, tengo la sensación, de que tu mayor frustración no es otra que tu hija no pueda sentir jamás lo que tu has sentido por tu padre. Yo pertenezco a esa generación -si se le puede llamar así- en la que tuvimos la infancia más feliz que se pueda tener, porque nuestros padres se ocuparon y preocuparon de que no nos faltara nada importante: amor, compañía, dedicación. No quiero decir que ahora no se haga, pero desde luego, la escasez de tiempo debida a la falta de conciliación de horarios hacen que esta tarea sea harto difícil y reste una dedicación óptima. Ese es otro tema.

No hay más que ver el dolor y la impotencia qe te produce el hablar de tu padre para darse cuenta de cuánto lo echas de menos y cuánto te habría gustado que tu hija se sintiera tan orgullosa de su padre como tu del tuyo. Quizás por eso su ausencia sea aún más insoportable. Debe ser horrible.

También es horrible lo de las famosas 7 cartas, que tiene nombre de película. Por supuesto que todo el mundo tiene derecho a expresar y denunciar todo aquello que le parezca denunciable, lo que ya no me parece normal -ni acertado- es que el Defensor del Menor "ataque" haciéndose eco de esas siete voces -que bien podría ser la voz de uno multiplicado por siete- a una madre que lo único que intenta es defender y salvaguardar los derechos de su hija, ya que el padre no es capaz de comportarse como tal. Por cierto, maldita casualidad, el siete en un número tan taurino!

No sé si la voz de los que no somos esos 7 -enanitos por cobardes- tiene tanto peso, pero desde luego, yo estoy del lado, siempre que me dejan, de quien considero está más cerca del bien, y desde luego, no puede ser mala gente alguien que recibe tantas muestras de cariño diaramente.

Lloré y me reí en tu entrevista valiente del viernes, me emocionó tu sensibilidad, pero sobre todo, sentí la necesidad de hacerte llegar un mensaje:

Efectivamente, algo está cambiando en este pais. Es intolerable, inadmisible, y tremenamente obsceno, que la Justicia en este pais se haya olvidado de esas madres y padres que realmente ven como se vulneran los derechos de sus hijos -hasta la muerte- y que ese señor que ocupa un cargo público de alta responsabilidad cuestione públicamente la tuya como madre por defender allí dónde te plazca los derechos de tu hija.

Antes de matar por tu hija morirás un poco cada día sólo de sentir el desprecio que ese padre muestra hacia ELLA: no me sorprendió que no te llamara por la famosa subida de azúcar, lo que sí es sorprendete es que preocupado por la situación, no lo hiciera para decirte, Belén, no podemos permitir esto. Estoy contigo. Por ejemplo.


Por encima del fenómeno mediático, sociológico, comercial, Belén Esteban es persona, cabeza de turco en este caso, y si yo fuera Tita u otras fulanas del colorín con más renombre, andaría preocupada por saber quien será la próxima... claro, que es mucho más fácil -y efectivo- cargar tintas sobre alguien que tiene menos consideración en el podiun del cuore, aunque sólo por abrir la boca y pestañear tenga un caché mayor que esas que muestran interiores en el Hola con titulares almibarados, insulsos y hasta ofensivos.

Te queda claro?

miércoles

Sálvame

Se pavonea no tan sigilosamente recuperando el burbujeo refrescante de una coca cola a la hora de la merienda, no se da cuenta -o sí- de que las bebidas carbonatadas son malas consejeras para mi sueño, que hace todo lo posible por interrumpir. Y yo me dejo. Te espero cada tarde, me gusta cruzar tu mar oscuro de chapapote, soy así, qué le voy a hacer.

Otras renegarían de tí como quien huye de la Gripe A, mientras tanto me rindo a tu insolencia menos estudiada de lo que parece. Oh dios, cuánto te he echado de menos aún sin necesitarte.

Si echo la vista atrás, puedo recordate como si fuera hoy... tu torso moreno desnudo, aquella cama blanca. La ficción detrás de la puerta, dentro sólos tú y yo y una gran verdad -o una gran mentira- que bien valdría un exclusiva.

Nada es lo que parece...

domingo

Señores que se llaman Pilar


Jamás pensé que los mitos pudieran caer de la noche a la mañana, no al menos esos mitos de andar por casa, mitos al fin y al cabo, que encumbrados en su pedestal de finura y clasismo descienden estrepitosamente a pie de calle, de chabola, de arrabal con un sólo gesto.

Me fascinabas más mi amor, cuando te imaginaba bajando de una limusina camino de la tiendecita esa en la que poco menos que te sacaban la alfombra roja un hora antes de probarte unos trapitos y pagar una factura jugosa, incluso cuando deshacías planes inmediatos improvisando cita con ese masajista brasileño que a punto estuvo de dejamre tullida. Debe ser que mis cervicales de segunda regional acostumbran otros masajes menos terapéuticos, debe ser, yo nunca tuve clase para que me masajearan a cambio de un talón.

Incluso cuando vestías en tu verborrea diferente a los submarinistas de tus viajes tropicales con trajes de "ibuprofeno", ay que joderse, y me hacías gracia. Y me la sigues haciendo, primor, una cosa no quita la otra. Pero un mito, una diva -por muy de barrio que sea- no puede, no debe, ir por ahí ahuecando el pompis para relajar la tensión abdominal con un pedo estruendoso y obsceno en mitad del jardín. Oh my God! El trueno gaseoso de tu culito de vallecana ultramegapija dio el pistoletazo de salida: me quedaba por ver como relamías la mozarella pegada al papel Albal.

Ayer decididamente, te ví tan fuera de tí, que parecieras poseída por el espíritu de la Esteban, cuando siempre te he visto tan Lidia, y tan lozana, como esa otra divertida tonista televisiva.

Dio para mucho el sábado, satisfaciendo en demasía mi curiosidad por lo desconocido: ahora ya sé que un pañal cuesta 21 centimos ( ni uno más ni uno menos) y que hay por ahí funcionarios que ostentan el cargo gracias a una cogorza (rite rite, Angelito).

Que haya señores que se llaman Pilar, fue todo un descubrimiento, pero nada, NADA, comparado a ese PEDO que tardaré tiempo en olvidar.

miércoles

Marida



Me inicia m contrario en las lides matrimoniales con el bautismo inesperado de "marida", palabro que no me disgusta, que se me antoja fresco, contemporáneo y "trés jolie".

Este Josete mío no deja de sorprenderme, en este caso inventando ese vocablo que salió de una coña marinera y se ha convertido en el traje que mejor sienta. No atisbo ningún cambio sobre el horizonte, al menos no ninguno inesperado, y eso no sé si es bueno o malo, pero tranquiliza.

Nada que ver mi caso con el de aquellas pollitas recién llegadas a la veintena, que un buen día disfrazadas de tules y rasos duquesa, vivían en sus carnes ese trastorno brutal en el que se convierte el abandono del nido. Apuesto por la convivencia por encima de los cursillos esos prematrionales, en los que lejos de educar en la igualdad y el respeto, se discute entre cuántas parejas se van a pagar los adornos florales de la iglesia. Manda cojones - y el Papa- más de lo que parece, que todo el mundo va de moderno y supermegaguay, y se respira allá donde vayas un tufillo a "ursulina" que te cagas, ya sea en una reunión de tupper-sex o en esos desayunos de oficinistas mileuristas progres con ínfulas de burgués de barrio.

Me despisto, y me agrada no haber perdido la costumbre del paseo por los cerros de Úbeda, ciudad hermosa y calurosa como pocas, de recuerdos obscenos de calenturas adolescentes, y ese olor tan caracerístico del orujo de aceite, última prensa del hueso de la aceituna, que otros llaman aceite refinado. Una mierda! A ver cuando se enteran unos cuantos, que la única virginidad sagrada que conozco es la del zumo de la oliva, y que los girasoles y sus jugos no quedan mal en mahonesas y salsas finas, pero un buen tomate sabe a gloria cuando se le riega con aceite virgen extra.

Una marida sabe de estas cosas, claro. E ignora muchas otras, como esa ciencia inexacta según la cual, el que siembra no recoge lo que siembra. Si plantas un cebollino y te salen pimientos relucientes y hermosos, no va mal la cosa, pero ay de cuando plantas un almendro y salen ortigas! La verdad, yo como jardinera soy un desastre, por eso no me quejo, porque echo las semillas, y nunca espero nada, que sale, bien; que no sale, bien tambien ... Yo con mi mata de hierbabuena voy sobrada, no tengo más que pasar la mano por sus hojas para que se vaya el olor a mierda que a veces arriba a mi ventana arrastrado por estos vientos de verano tan sureños y calentorros...

viernes

Jacko



Lo primero que se me ha venido a la cabeza cuando me he enterado de su desaparición ha sido una chapa con una foto suya que creo que regalaron con la SuperPop y que llevé prendida a un jersey el tiempo que ese jersey duró. Y entonces la ropa duraba mucho más que ahora.

Hace ya muchos años de esto, no recuerdo exactamente, sólo que por aquel entonces era negro. No el jersey, de lo que se llamaba manga de murciélago, sino el Rey del Pop que ya por aquel entonces debía andar en la categoría de prícipe, con permiso - o sin él- de David Bowie o el mismísimo Prince.

Siempre me pareció extravagante, no puede serlo de otra manera un señor que hace de los calcetinas blancos su santo y seña -eso sí, bordados con cristales de Svarovski- y convierte lo que ese gesto genital que en cualquier otro resultaría obsceno en el paso de baile más imitado a lo largo y ancho de ese planeta al que tantas veces ha puesto música.

También recuerdo un festival de fin de curso en el que al corro de la patata - y a una edad en las que los pezones asoman por la lycra del maillot como un grano de maiz a punto de estallar en palomita- los de mi clase cerramos con una coreografía del We are The World cuyo significado desconocíamos pero nos parecía de lo más comprometida. Muchos años después, esa canción me sigue produciendo un nudo en la garganta.

Ese hombre amenazado con el Sindrome de Peter Pan desde que no levantaba dos palmos del suelo poseyó hasta el final de sus días un poder de convocatoria increible. No hablo solo de fanáticos imitadores del genio sino de esa legión de celebrities que se unieron a sus múltiples proyectos. Recuerdo especialmente ese videoclip Liberian Girl, en el que reune a Olivia Newton John, John Travolta, Britnney Spears, Imán, Quincy Jones, Paula Abdul, Brigitte Nielsen, Whoopi Goldberg, Spielber, David Copperfiel, o Lou Diamond por citar a unos pocos.

Me prometo a mí misma un tributo a Jacko revisionando esos videoclips que en Rockopop anunciaban a bombo y platillo consiguiendo que la menda - y unos cuantos miles de imberbes y jovencitas castigadas por el cané- nos quedáramos inmóviles frente al televisor esos benditos sábados por la mañana que años más tarde se convertirían en jornada de aspiradora y demás quehaceres domésticos.

Nunca me gustó lo que de él se hablaba y se veía más allá de su burbuja. No esa a la que dicen que se conectaba en sus ratos libres como el que cree haber encontrado la fuente de la eterna juventud, sino esa otra burbuja de ensueño a través de la cual mostraba lo que mejor sabía hacer: cantar como un blanco y moverse como el negro que era hasta el enloquecimiento.

Lo que peor sabía hacer o hacía fatal con o sin intencionalidad era mirar hacia dentro. No es momento de hablar de sus turbulentas siestas con menores, sus terribles operaciones, sus caprichos de loco, al fin y al cabo, como aquel megaparque de atracciones, Neverland que lejos de convertirse en el Pais de Nunca Jamás demudó en infierno gracias a sus excentricidades atroces, pero insisto, no hablaré ni acusaré en su contra cuando no lo hizo un juez.

Su legado musical es incuestionable. Y con eso me quedo. Dicho lo cual, me propongo rescatar para el recuerdo la cara de la chapa. Sobre su tez ya no del todo negra, caía un rizo negro, eléctrico, flexible, como esos otros rizos que anuncian las mascarillas de moda. Traje de chaqueta blanco. Media sonrisa.

Lástima que tenga la impresión de que se murió siendo un infeliz.

viernes

Dias y noches


Inauguro esta ventana con las mismas ganas con las que se corre el visillo cuando se oye jaleo en la calle. No sé si ser ventanera y chafardera son lo mismo. Ni siquiera si acabaré por descubrirme, pero me gusta asomarme como al que le gusta fumarse un puro en las bodas: con detenimiento, parsimonia y el olfato predispuesto.

Se asomó a mi ventana no hace mucho tiempo una disculpa que no cobraré con intereses de demora. No es necesario. Las disculpas en sí ya son suficientemente rentables cuando suponen un doblegamiento ante el orgullo. Produce una enorme satisfacción otear el horizonte desde la ventana... y ver como se acerca un mirlo blanco a regalarte los oidos. El mirlo vuela, se aleja, se acerca, huye, vuelve... se fue sin que le echara dejando el poyete lleno de mierda... y volvió sin que le llamara; intentó limpiar su mierda -y su conciencia- con el pico, con las alas... nada de eso era necesario, pero es reconfortante.

Se asoma -a otra ventana- mi terrible Coto Matamoros en su desafío más acuciante y televisivo anunciando su próximo suicidio como el que anuncia una fiesta de cumpleaños: cena con los amigos y piñata con sopresa. La sorpresa es un arma de doble filo, pasa como con el carácter. Tendemos a decir que alguien tiene carácter cuando realmente lo que tiene es un mala follá del copón. Con las sorpresas tres cuartos de lo mismo; casi siempre se da por hecho que las sorpresas son buenas, pero no son pocas las veces en las que las sorpresas, a parte de cumplir su cometido que es sorprender, vienen cargadas por el mismísimo demonio.

Realmene no me causa sorpresa que este Matamoros que siempre me ha fascinado anuncie el final de sus das desde ese silloncito de DEC que parece de todo menos cómodo, veremos en que queda ese triple salto mortal sin red televisivo

Resuenan en mi mente estos días estribillos pegadizos medineros, como una ensalada de mezclum de lechugas verdes, tiernas, frescas, vistosas...´

Las noches son menos serenas, algo tendrá que ver esa caída en picado de la temperatura y la excitación tenue de la víspera. Me decía el otro día un compañero, "niña, ya estás en cuarentena". No jodas Jaime, como mucho "en capilla", que tampoco...

Un compromiso metálico en forma de aro fue la causa de que ayer me privara de otros metales más prometedores que comprometedores. Me llegó intacto el mensaje de una leve decepción, que en la voz de un ángel endemoniado siempre suena aún más terrible, aunque en cierto modo, alivió bastante mi pesar el hecho de que no me perdiera tanto como creía.

El que no se consuela es porque no quiere.