sábado

Fran, corre!

Del culebrón mediático del desliz del marido de la Esteban, y del debate social que ha originado, llego a la conclusión, de que en muchos aspectos, este pais sigue en vias de desarrollo.  Que este señor eche un polvo o tres con una señora cuando tiene firmados los papeles del divorcio con la propia, no debería ser motivo de tamaña pataleta. Esta Esteban es tremenda, y antigua, y menos vehemente de lo que pensaba. Alguien que ama y mata por los suyos como ella pregona, no echaría el cerrojo del amor por una aventurita de nada.

Siempre he pensado que por encima de la fidelidad está la lealtad, pero a la vista está que hay quienes no distinguen lo uno de lo otro y no les importa ser desleales a si mismos y a sus sentimientos, en aras de considerar una infidelidad algo que no es más que un calentón.

Por el amor de dios, ese señor balbuceando anoche palabras como perdónculpable, arrepentimiento... parecía realmente sentirse un tio miserable por haber cometido la gran fatalidad de haber tenido una relación de mes y medio una vez que su mujer le larga de casa y le pide un divorcio exprés que los dos firman...

En Irán y por desgracia en otros muchos lugares no tan lejanos, la infedelidad es delictiva y penada con lapidación en el caso de las mujeres y con penas "menores" en el caso de los hombres...  Dicho lo cual, yo creo que Belén Esteban no ha estado a la altura, como poco, en vez de instigar a su Fran a que pidiera perdón públicamente en un plató de televisión, lo menos que tenía que haber hecho es arrancarle la chorra a dentelladas en una versión menos sofisticada y más carnal de aquel arrebato de Lorena Bobbit que dio la vuelta al mundo.

Este chico es tonto de remate. Un tonto enamorado que víctima de una ceguera sin parangón admite ser sometido al linchamiento de la Esteban y sus acólitos por una infidelidad que no lo es, no contento con ello renuncia a 500.000 euros del ala por sentarse a contar lo que todo el mundo sabe. Corre Fran, corre... si de esta te salvas, en la siguiente caerás devorado en las garras de tu mantis religiosa