miércoles

Sálvame

Se pavonea no tan sigilosamente recuperando el burbujeo refrescante de una coca cola a la hora de la merienda, no se da cuenta -o sí- de que las bebidas carbonatadas son malas consejeras para mi sueño, que hace todo lo posible por interrumpir. Y yo me dejo. Te espero cada tarde, me gusta cruzar tu mar oscuro de chapapote, soy así, qué le voy a hacer.

Otras renegarían de tí como quien huye de la Gripe A, mientras tanto me rindo a tu insolencia menos estudiada de lo que parece. Oh dios, cuánto te he echado de menos aún sin necesitarte.

Si echo la vista atrás, puedo recordate como si fuera hoy... tu torso moreno desnudo, aquella cama blanca. La ficción detrás de la puerta, dentro sólos tú y yo y una gran verdad -o una gran mentira- que bien valdría un exclusiva.

Nada es lo que parece...

No hay comentarios:

Publicar un comentario