domingo

I love snow

Siempre ne ha gustado el calor, el verano y todo lo que permite un termometro por encima de los veinte grados, pero este invieno me gusta y me ha hecho encontrarle el punto a las bajas temperaturas, los copos de nieve y el viento racheado.
Del argot metereológico, del que se a aprende a fuezra de escuchar con más o menos fruición las previsiones, siempre me ha llamado la atencion ese rocambolismo del mapa de isobaras, que consigue parecer una expresion de lo más moderna siendo más antigua que mear de pie, gesto este, que he envidiado de los hombres desde mi más tierna infancia, esa amisma en la que las chicas buscábamos el cobijo de un coche y los chicos podían maniobrar su impronta urinaria de cara a la pared, con solo bajarse la goma del chandal.

Hoy las niñas, me cuentan que se entretienen viendo documentales de Einstein, manda gúevos, a la edad en la que yo lloraba como una madalena -sin saber por qué- viendo a Laura Ingalls bajando correteando por las apacibles montañas de La Casa de la Pradera. Haciendo algo de memoria, llego a la cuenta de que las niñas de los documentales -y ese canal de inglés para gilipollas- apenas llegan a los dos años, y yo tenía alguno más, pero ya pintaba lerda y sensible. A pesar de eso, mi manejo de la lengua dio más que buenos resultados cuando el idioma se convierte en asignatura, y más tarde aún. incluso cuando se codeaban con el inglés el francés, el latín, y el griego. Lo dicho: la gente de letras nos pasamos de románticos.

Otro de los términos por los hombres y mujeres del tiempo, es anticiclón, y no me gusta nada, y no sabría decir por qué, quizás sea porque tengo cierta reticencia a los "anti", por sistema por más que el prefijo casi siempre sea en beneficio de algo, pero recuerto la antitetánica, por ejemplo, y a pesar de que presenta al tétanos como un monstruo terrible, resulta mása horroroso el nombre que el pinchazo.

Hoy hace menos frio, casi que echo de menos ese vaho que se esfuma por la boca como la fumarola de un vocán.

Hahití... ya hablaré en otro momento de los escarmientos de la Madre Naturaleza, ese hijoputismo absurdo en cargarnos lo que nos es dado no se anda con chiquitas.

Mejillones vinagreta, horas extras, "playerito"... anda que no hay plancha! Y yo con estos pelos!

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