Conocedora como soy de alguna de tus destrezas y alguna que otra debilidad, me asombra a la vez que me fascina tu incipiente interés por la red de redes. Te doy la bienvenida al exceso de información, al intrusismo profesional, al porno prepago, al amor ficticio, a la amistad figurada, a los titulares caducos, a la estafa, al entretenimiento, a las descargas, al messenger, a las ventanas emergentes...
Esta veda abierta las 24 horas no se parece en nada a esas otras en las que tanto disfrutas sintiéndote el rey del mambo, aquí, cariño mío, temo decirte la carne de cañón eres tú, tan reticente a las tecnología, tan reacio al tecleteo, tan incapaz de permanecer sentado más de 5 minutos.
Tres días te doy...
domingo
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